
¿Por qué desaparece la gente después de ayudarla?
Ofrecernos y sentir que el otro “nos usa”. Sentir que cuando ya hemos dado todo le otro se va.
¿Qué sucede para que siempre pase lo mismo?
En esto del transitarse y descubrirse uno siempre tiene su propia biografía y es de cada uno el camino que ha de seguir para lograr darse sus propias respuestas.
Pero sucede que las personas hemos aprendido a convivir desde un personaje, de un “individuo” que en determinadas situaciones de nuestra vida inventamos con el fin de sentirnos querido.
Porque como decía Durkheim “El Ser humano es un animal no afirmado”. Y pasamos toda nuestra vida tratado de afirmar nuestra identidad. Hacemos todo lo posible por escapar del vacío que supone vivir, por escapar del miedo a la soledad y el rechazo.
“La gente me busca y después desaparece”. He escuchado esta frase infinitas veces en terapia o en la formación y también la he vivido dentro de mí. ¿Qué puede pasar para que el otro se marche después de entrar en contacto conmigo?
Les hablaba de los personajes y de cómo nos hemos construido varios dentro de nosotros.
Juguemos a imaginar una obra de teatro en la que hay un vendedor de pan.
Ese panadero lleva vendiendo pan mucho años. La gente sabe que puede ir a conseguirlo ahí. Entonces todas las mañanas la gente entra en la tienda, compra pan y se va.
Imaginen que el panadero un día se enfada porque la gente no le pide “otra cosa, por ejemplo: ruedas de bici” o porque la gente “no se preocupa por lo que él necesita”. Bueno, sería obvio para todos: Esa persona lleva vendiendo pan toda su vida. “Nos hemos acostumbrado a que sea así”.
Sería muy extraño que el panadero tuviera una crisis existencial por eso. Porque el “sabe qué ofrece y qué vende”.
Pero nosotros no nos damos cuenta de lo que ofrecemos al otro. Y es muy complicado saber quién soy y cómo me relaciono con los demás.
Por ejemplo: Sería “lógico” pensar que por ser muy ayudador la gente “luego lo será conmigo”. Es decir, si soy “bueno y ayudo” el otro tiene que ser “bueno y ayudador” conmigo.
Sin embargo eso no es así. Así como al vendedor de pan le irán a ver personas que quieren pan a la persona que ayuda le visitarán solo personas que necesitan ayuda.
Cuando la persona ha “cerrado” lo que necesitaba. Simplemente se va.
¿Cómo son alguna de las características del ayudador?
– Vive en los deseos y problemas ajenos.
– Necesita sentirse útil cuidando.
– No se cuida a si mismo ni se deja cuidar.
– Pierde límites y vive en deuda con los demás (la gente la debe)
– Siente que todos le defraudan.
– Siente que el dolor del otro es suyo.
En esta relación de ayuda nadie es bueno ni nadie es malo.
Simplemente no esta habiendo un espacio de consciencia. Si yo sé quien soy y sé cuáles son las consecuencias de mi ayuda, mis límites y lo que ofrezco, podré tener una relación equilibrada con el mundo.
Sin embargo, si no observo mi relación con el otro, si no reviso el dónde me coloco frente el mundo, viviré sintiendo que la realidad es más fuerte que yo y que nada puedo hacer.
¿Cómo lo ven? Conocen a alguien que se pierda cuando ayuda?
Y tú ¿Qué personaje crees que usas para sentirte parte del grupo? ¿Eres el confidente? ¿El divertido?¿El revolucionario? ¿El seductor? ¿El vago? ¿La víctima?
Y lo más importante
¿Qué relación puede tener esto con nuestra Creatividad?
—
Nueva formación en Aladuría Creativa en Noviembre.
Abierto el plazo de inscripción.
entra en https://improversa.com/rellena el formulario y te daremos cita para la entrevista de acceso
Etiqueta:aladuría, ayuda, relaciones