Empresarios de nuestra Esencia.
- publicado por JulianBozzo
- Categorías Aladuría
- Fecha febrero 4, 2022
- Comentarios 0 Comentarios
* EMPRESARIOS DE NUESTRA ESENCIA **
Extraído del libro “Aladuría” de Julián Bozzo.
Cuando empecé a estudiar pedagogía nadie me dijo: “Ojalá que sientes cátedra, tengas la posibilidad de ser reconocido y tengas un despacho gigante”. Cuando empecé a estudiar pedagogía nadie me dijo nada, pero, cuando comencé con la música, todo cambió; todos me decían: “Ojalá que vayas a la televisión”.
Aunque nuestra esencia no tenga que ver específicamente con la expresión artística, es en las artes donde más claramente se observa y se ve aceptada. La visión que se tiene del arte es que o eres el mejor o no eres nadie; o ganas mucho dinero o no ganas nada. Esto hace que la esencia se convierta en mercado, hace que nuestro deseo de trascender quede anulado y pertenezca solo al colectivo de la gente que lo sabe hacer o, mejor dicho, que lo sabe vender.
El trasfondo de todo esto hace que las personas veamos que el arte solo tiene sentido cuando tienes éxito; si no sales en la televisión, no vales. Pero la realidad del arte es otra muy distinta a la de agradar al público. El arte, en esencia, no está al servicio de contentar a nadie ni de conseguir ser muy llamativo ni guirnáldico* .
El corazón del arte no es salir en televisiones ni tener seguidores en Twitter.
La esencia del arte no está al servicio del ombligo de nadie, sino al servicio de la transformación de la sociedad, pero fuimos educados para lo contrario.
A la esencia le pasa como al arte, nos educan para ser, siempre, los primeros en todo, pero el Arte no está para ser el primero en nada y mucho menos nuestra esencia. Nuestra materia infantil no quiere contentar al público, solo quiere ser feliz, jugar y compartirse, pero, en su camino, se encuentra con que o bien opta por venderse y comercializarse o bien opta por esconderse.
Nuestra esencia somos nosotros disfrutando de un castillo en la arena, de la espuma del mar. Somos nosotros contando estrellas, escribiendo un poema, cantando en la ducha, en el rellano de casa. Somos nosotros haciéndole un regalo a nuestra madre, jugando con nuestro perro, imaginando historias infinitas…
Así se urde nuestra infancia. Ningún niño quiere ganar un disco de oro hasta que la sociedad le dice que eso es lo importante. Es la sociedad quien le vende esa idea, quien comienza a articular esos pensamientos.
Nuestra esencia no quiere nada de eso, no quiere que la tensen ni le provoquen ningún malestar innecesario y decide cerrarse y evitar el contacto con el arte, con su forma de expresarse.
Aquello no dejó de ser un maltrato, aquello no dejó de ser una violación a la intimidad de esos pequeños.
Este ejemplo es simplemente otro de los tantos momentos en los que el adulto puso sus necesidades por encima de las del niño.
Un adulto asustado y confuso que, como siempre, volcó sus inseguridades en el niño.
___
Fragmento extraído de mi libro “Aladuría” A la venta en todas las librerías y plataformas Online.
Etiqueta:aladuría, Creatividad
También te puede interesar
Sobre la finalidad de la Improvisación
23 mayo, 2022
… No se crean que la finalidad de la improvisación es generar mentes rápidas y ávidas. Improvisar no debe asociarse con palabras como “rapidez, astucia, mejor, bueno, insuperable o imposible”. Las palabras que deben asociarse con la improvisación son más …

No conozco a nadie que no sea creativo.
9 mayo, 2022

Una base musical para improvisar.
7 febrero, 2022