Utilizamos cookies para optimizar nuestro sitio web y nuestro servicio.
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin una requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de su proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarlo.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en un sitio web o en varios sitios web con fines de marketing similares.
7 Comentarios
Escribí durante una hora y no se subió. Lo siento. Tampoco sé si este se subirá.
ohhh… qué faena amigo 🙁
No entiendo a qué se refiere la última pregunta…😶
Hola! La he reformulado otra vez
¿Crees que, agradar a los demás, es un aprendizaje que has construido tú o es algo que has aprendido en tu casa/escuela/sociedad?
De inicio yo me sentía capaz de crear. Odiaba el teatro(en verdad creo que por tener que hacer bien lo que el director decía que estaba bien y no entender los porqués. Me decían que no lo hacía bien y tenía que jugar a adivinar que es lo que estaba bien. Así lo vivía cuando de niño participé en alguna obra. En verdad no quería participar).
Escribí poesías que no las compartía, eran para mí porque yo las quería escribir. No buscaba agradar a nadie. Era yo con mis problemas plasmándolos en una poesía que al leerla a veces no sabías ni el origen real del problema. Era hacer algo lindo partiendo de lo que a mí me dolía, con lo que sufría o quería que fuera de otra de manera. Unos 10 años después o más los compartí, pues las escribí en un libro hecho a mano y lo dejaba a amigos. No recuerdo lo que me dijo ninguno de mis amigos, ni si realmente me dijeron algo al respecto.
Años después empecé a hacer clown porque me lo pasaba bien, para mí era enfrentarme a miedos míos como ser el centro de atención. Nunca busqué hacer espectáculos pero después de 4 años formándome y haciendo muestras grupales… al final tocaba hacer espectáculos si quería seguir aprendiendo. Apareció un taller para crear unipersonales e hice mi primer número. Mi maestra siempre nos decía que el clown no tiene porque generar risa, así que no es algo que buscara, aunque se daba.
Años antes tuve una parálisis del nervio radial en mi mano izquierda que los médicos querían operar, yo no permití y tras 17 meses de trabajo personal, enfrentarme a mis miedos, creencias, padres, médicos, etc… comenzó a recuperarse. A partir de este punto creo que no he buscado agradar. Hago lo que me sale, porque me sale y como me sale.
Después llegué a la impro que yo vivía como juntarme con mis amigos a jugar, crear y pasármelo bien. Luego hacíamos espectáculos, ganábamos dinero y lo hacía porque lo disfrutaba. Lo sigo haciendo. Hago cosas que actoralmente me dicen que no se deben hacer, etc, etc, etc… porque cuando se me ocurren las hago…
Ver al público si le gusta, rié, no le gusta me puede dejar triste o alegre al verlo… pero lo que la gente muestra, no es lo que vive por dentro. Una vez se ha acercó la persona más sería que asistió al espectáculo y nos dijo que muchísimas gracias, que le habíamos vuelto a hacerle sentir como un niño. Espectáculos buenísimos nos dejaban casi sin propina, espectáculos malísimos nos dejaban con muchísima propina. El dinero que recibíamos de propina dependía del nivel adquisitivo del público, no de la calidad del espectáculo.
Nunca me sentí apoyado por mis padres para conseguir mis sueños salvo en aquellos que a ellos les gustaban. Me hubiera gustado que me apoyaran pero nunca estuvieron ahí para eso. Casi todo o todo lo que hago a día de hoy para ganarme la vida yo me lo he costeado. Entonces, si a la gente le agrada lo que hago bien y si no, que lástima. Ya no lo espero. Hice cosas para agradar a mis padres, pero si seguía por ese camino y no me era fiel a mí, me enfermaba. No me quiero enfermar, me soy fiel a mí y busco mi felicidad.
A este curso me trae nutrirme, buscar más dentro de mí respecto al juicio pues soy muy perfeccionista. La impro me ha ayudado mucho con eso, pero buscar de otra forma me parece bien. Hay mucho por aprender.
Hacer impro, crear historias es un reto. Me atraen los retos por verme capaz de superarme, de conseguir cosas, ¿qué más hay ahí?
Creo aprendí en casa el querer agradar para sentirme amado y apoyado, el ser perfeccionista, el que me atraigan los retos.
Buenísimas preguntas, llené un folio, me encanta. Gracias!
Esta pregunta me lleva a mi niñez. Desde muy niña aprendí a identificar lo que “tenía” que hacer para agradar a los demás. Sobre todo, a los adultos: mis padres y mis maestros. El agradar a los demás ha influido de forma negativa en mis creaciones porque me ha limitado a explorar más, a expresar más lo que podría haber emergido de mi interior. (quería escribir podría y escribí pudría y luego lo corregí).
Recuerdo que mi madre guardaba todos los trabajos que realicé (y mi hermano menor) durante mi época de pre-escolar. Cuando era más grande, me gustaba, cada tanto sacar la carpeta y revisar uno a uno las creaciones que hice a los 3, 4 5 años. También recuerdo muchos tachones rojos. Esos tachones rojos se han quedado grabados en mi memoria. Cada vez que en algún dibujo yo me salía de las líneas, la maestra encerraba en un círculo rojo y la ponía una X a mi trazo. Creo que aún hoy esos tachones aparecen en mi mente cuando creo haber cometido un error. Incluso muchas veces a aparecen de forma anticipada antes de hacer algo. Muchas veces no hago ese algo por miedo a equivocarme.
Agradar es el título de mi vida. Siento que muchas veces no hago las cosas por mí sino solo para agradar a los demás. Es como si la única forma de saber quién soy fuera a través de recibir el feedback positivo del otro respecto a que le ha gustado mi actuar.